Antes de que no haya ocurrido
Espelosín, Jesús
En la vida de una persona hay multitud de episodios compartidos con otras personas que han pasado al olvido en la memoria de los demás y solo quedas tú como único testigo de multitud de historias, hechos o, simplemente, anécdotas que, más allá de la importancia que puedan tener, una vez que pierdan ese testimonio restante, habrán desaparecido. Algo así como si no hubieran ocurrido nunca. No es que sea obligatorio hacerlo pero, si todavía puedes retener esos recuerdos y la vida te ha permitido tiempo disponible para acometer la tarea, no está mal que ordenes esos recuerdos en un relato para evitar eso, es decir, que en poco tiempo se diluyan en el olvido y desaparezcan. Algo así he pensado a la hora de escribir estas líneas: relatar, relatarme, una serie de hechos que viví, entre los años de 1981 y 1989, cuando trabajé en el Ayuntamiento de Madrid. Y, eso, para evitar que, cuando la memoria me falte, no sé si antes de que me falte también la vida, cometa la descortesía de hacer desaparecer cosas que hice con muchas otras personas. En reconocimiento a esas personas inicio también este relato.